Esta publicación ofrece dos fragmentos escogidos de dos últimos “misterios” de Charles Péguy —El pórtico del misterio de la segunda virtud y El misterio de los santos inocentes (como también lo hemos hecho en Asalto a Dios) — que, a pesar de provenir de obras distintas, tienen una conexión tan estrecha que parecen uno continuación del otro.
Ambos fragmentos vienen a recordar al hombre de nuestro tiempo, saturado de velocidad, ruido, preocupación, depresiones e insomnio, que nuestra historia, la de cada uno de nosotros, ya fue abrazada en el acontecimiento único, sucedido en un momento concreto de la historia, de la aventura de la historia, por los brazos del Hijo de Dios, por la Misericordia eterna.
Y es que en los tres “misterios” —El misterio de la caridad de Juana de Arco junto con El pórtico del misterio de la segunda virtud y El misterio de los santos inocentes —, acaso sus obras más maduras y accesibles al mismo tiempo, Charles Péguy, con esa mirada llena de lucidez y desbordante de humanidad, se asoma al corazón de la redención. “Sin despegar por un momento los pies del suelo, reconoce en ese suelo el lugar que Cristo ha amado hasta la muerte, y en el que ha depositado la semilla de su ternura divina, para que germine en nuestros cuerpos. Con una forma inicialmente teatral, pero en la que pronto aparece el desbordamiento de la voz del Padre, que ocupa todo el escenario y todo el texto, hasta llegar a nuestros corazones humanos más de un siglo después, pero con la misma frescura que cuando fueron escritos” (p. 3).
A continuación, ofrecemos dos breves fragmentos de ambos textos.
“Pero me dicen que hay hombres que no duermen.
No me gusta el que no duerme, dice Dios.
El sueño es el amigo del hombre
El sueño es el amigo de Dios.
El sueño es tal vez mi creación más bella.
Hasta yo mismo he descansado el séptimo día.
Quien tiene el corazón puro, duerme. Y quien duerme tiene el corazón puro.
Es el gran secreto de ser infatigable como un niño.
De tener como un niño esta fuerza en las piernas.
Esas piernas nuevas, esas almas nuevas,
Esas piernas nuevas, esas almas nuevas, y de recomenzar todas las mañanas, siempre nuevo, igual que esa joven, igual que esa nueva Esperanza. Ahora bien, me dicen que hay hombres que trabajan bien y duermen mal.
Que no duermen. ¡Qué falta de confianza en mí!” (p. 7).
“¡Oh noche, tú no habías tenido necesidad de ir a pedir permiso a Pilatos! Y ya solo por eso te amo y te saludo.
Y entre todas las criaturas yo te glorifico y entre todas tú me glorificas y me tributas honor y gloria porque tú consigues a veces lo más difícil que hay en el mundo, la rendición del hombre.
El abandono del hombre entre mis manos.
Conozco bien al hombre. Soy yo quien lo ha hecho. Es un tipo de lo más curioso.
Porque en él actúa esa libertad que es el misterio de los misterios” (p. 21).
Nº de páginas: 30 | Medidas: 148 x 210 cm | Lengua: castellano
Encuadernación: grapado-alambre | Peso: 60 gr| ISBN13: 978-84-949120-8-5
Traducción: Francisco Javier Martínez Fernández
Año de publicación: 2019