
“Lo sagrado migró desde el cristianismo al mercado”
Julio Llorente entrevista a William T. Cavanaugh, autor de nuestro libro Migraciones de lo sagrado. A continuación resaltamos algunos aspectos de la misma:
Si bien poco conocido en España, el estadounidense William T. Cavanaugh es uno de los pensadores católicos más sugerentes del momento. Profesor de Teología en la Universidad DePaul (Chicago), es autor de obras como Imaginación teo-política (2007), El mito de la violencia religiosa (2010), Ser consumidos. Economía y deseo en clave cristiana (2011) y Tortura y Eucaristía. Teología, política y el cuerpo de Cristo, todos ellos publicados por la Editorial Nuevo Inicio. Este miércoles, 23 de noviembre, presenta en España su ensayo más reciente ―Migraciones de lo sagrado― y Vozpópuli, aprovechando la coyuntura, conversa con él sobre el papel del teólogo en un mundo descreído, sobre el Estado y la globalización, y sobre la necesidad de crear comunidades locales “en las que los más débiles reciban el mayor honor y en las que todos gocemos y suframos juntos”.
Pregunta. Usted es un teólogo católico. ¿Cómo describiría su misión con el mundo contemporáneo?
Respuesta. Pienso en el rol del teólogo contemporáneo en términos sacramentales: el teólogo contribuye a que los demás perciban a Dios, invisible y tangible, en el mundo, visible y tangible. Como procuro mostrar la actividad de Dios en el mundo cotidiano, escribo sobre política, sobre economía y sobre violencia, por supuesto, pero también sobre Cristo, sobre la Eucaristía y sobre las obras del Espíritu Santo. En este sentido, creo que es importante no escindir el mundo en dos: el de la política, el negocio y el entretenimiento por un lado, y el de lo sagrado por otro.
P. ¿Ésa, la del dualismo, es la única tentación a la que debe resistirse el teólogo?
R. No. Hay otros dos peligros que evitar: uno es concebir la teología como una teorización abstracta, desligada de la vida cotidiana de la gente; el otro es reducirla a política y a economía. La Iglesia es más que una ONG, y el Evangelio es mucho más que una manera distinta de decir lo que ya sabemos sobre la justicia social. El mundo sólo puede cambiar para bien si la gente se da cuenta antes de hasta qué punto está inundado de la sagrada presencia de Dios. La tarea del teólogo es explorar esta realidad.
P. Uno de sus principales libros, el último que se ha publicado en España, se titula ‘Migraciones de lo sagrado’. ¿A qué se refiere con esa expresión?
R. Tomo prestada la frase del historiador John Bossy, que la emplea para describir cómo lo sagrado se traslada desde la Iglesia hasta el Estado en la modernidad temprana. A mi modo de ver, más que de secularización, debemos hablar de una migración de lo sagrado desde la cristiandad hasta el mercado, el Estado nación, las celebridades, etc. Lo dijo el novelista David Foster Wallace: “En las trincheras cotidianas de la vida adulta no hay tal cosa como el ateísmo. No hay tal cosa como ausencia de adoración. Todo el mundo adora. Lo único que puede elegirse es qué adorar”.
Continúa y añade que la razón más convincente para adorar a Dios es que “cualquier otro objeto de adoración te devorará en vida”. Si adoras el dinero, nunca tendrás suficiente. Si adoras las apariencias físicas, siempre te sentirás feo. Creo que esto es cierto. Pero, al mismo tiempo, quiero adoptar una perspectiva indulgente con esta migración. Como señala la Biblia, la gente siempre ha adorado realidades que no son Dios. Lo hacen, como se dice en el libro de la Sabiduría (13:6-7), porque buscan al Creador en la belleza de su creación. Si bien la idolatría es peligrosa, viene a evidenciar que todos deseamos a Dios. Leer el artículo completo
Por Julio Llorente
Publicado en https://vozpopuli.com
24/11/2021
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