Salmos de la misericordia

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Los Salmos son el libro de oración del pueblo de Israel y de la Iglesia. El libro de los Salmos recogía, de la tradición de Israel, oraciones públicas y oficiales, y también oraciones que hacían grupos, o sacerdotes, o individuos con motivos de ocasiones y situaciones personales diversas. También hay himnos de alabanza y de acción de gracias. Un rasgo esencial de muchos de ellos es su referencia a la alianza de Dios con su pueblo, de su relación con Dios, con la vida y con la creación. Un cierto número de ellos se atribuye al rey David, pero hay en el libro mismo otras atribuciones, y muchos de los que no se menciona autor alguno.

Los Salmos fueron el libro de oración de Jesús, desde niño, y de María y José, y de la familia entera de Jesús. En la sinagoga los sábados, en la casa, en la escuela, en las peregrinaciones al Templo (sabemos que Jesús hizo al menos una, cuando tenía doce años), los Salmos eran la oración y la referencia permanente. Y desde el comienzo, también han sido y son una referencia para la Iglesia.

“Con los Salmos, Dios nos hace a los hombres una gran gracia. Porque los hombres no sabemos hablar con Dios. No sabemos su idioma, y muy fácilmente, al intentar dirigirnos a él, corremos el peligro de querer encerrarle a él en la medida de nuestros intereses, de nuestras preocupaciones y categorías, de nuestras palabras. […] En los Salmos, Dios nos enseña a rezar con nuestras palabras, pero en su idioma propio, que nosotros tenemos una necesidad absoluta de aprender si queremos respirar, salir de algún modo de nosotros mismos y conocernos y conocer la realidad desde Dios” (p. 3).

Con motivo del Año Jubilar de la Misericordia, ofrecemos en esta “perla” algunos de los Salmos que nos ayuden a cobrar conciencia de que los seres humanos tenemos hoy una urgencia especial de volver a experimentar y a aprender que Dios es “rico en misericordia”. “Misericordia, amor, son «el nombre de Dios», como ha recordado el Santo Padre Francisco. Son también las categorías centrales de la experiencia cristiana. Pero es que la posibilidad misma de un futuro humano sobre la tierra está vinculada a la recuperación de la categoría de la misericordia como una de las dimensiones fundamentales —o acaso la dimensión fundamental— de las relaciones humanas. La urgencia de descubrir que nuestra vida común sólo es posible como ejercicio de la misericordia son sólo dos caras de la misma urgencia” (p. 4).

Esta selección recoge los siguientes Salmos:

Salmo 22: El Buen Pastor,
Salmo 24: Oración por toda clase de necesidades,
Salmo 31: Acción de gracias de un pecador perdonado,
Salmo 40: Oración por un enfermo,
Salmo 41: Deseo del Señor y ansia de su presencia,
Salmo 46: Dios refugio y fortaleza de su pueblo,
Salmo 50: Súplica del perdón y de la misericordia de Dios,
Salmo 55: 2-7b. 9-14: Súplica confiada en Dios,
Salmo 56: Oración matutina de un afligido,
Salmo 89: Baje a nosotros la bondad del Señor,
Salmo 102: Himno a la Misericordia de Dios,
Salmo 129: Súplica confiada de la misericordia y de la salvación,
Salmo 135: Gratitud por la misericordia divina.

“Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes” (Salmo 24).


Nº de Páginas: 24 | Medidas: 155 x 210 cm | Lengua: Castellano
Encuadernación: Grapado-alambre | Peso: 45 gr | ISBN13: 978-84-945069-3-2
Tomado de: versión española de la Liturgia de las Horas de la Iglesia Católica para uso pastoral
Año de publicación: 2016